MINERIA
INFORMAL
Edy Marlon Mendoza-Viteri
La familia Jaramillo Torres no logra acostumbrarse al ruido de las maquinarias que desde hace dos años no los deja dormir tranquilos. Su sueño se cortó no solo por el sonido ensordecedor, sino por la angustia de escuchar que la minería informal cada vez está más cerca de su casa.
Su terreno de cuatro hectáreas se ubica en la ciudad Zumbi, Centinela del Cóndor en Zamora Chinchipe, a orillas del río Zamora. Cuando llegaron a vivir en esta zona, hace más de 20 años, las actividades mineras eran escasas o prácticamente nulas. Ahora, se encuentran arrinconados.
Las propiedad de la familia Jaramillo Torres, junto con una de la Jara Vega, lucen como pequeñas islas rodeadas por maquinaría y tierra removida. En menos de tres años, las zonas ocupadas por minería en las riberas del río Zamora, a su paso por el cantón Centinela del Cóndor, han pasado de 1.71 hectáreas a una extensión de 71.91 hectáreas.
Las propiedades de los Jaramillo Torres están rodeadas de minería informal a cielo abierto y de las concesiones de Valle Hermoso, en Zumbi, Zamora Chinchipe. Foto: Cortesía familia Jaramillo Torres.
Lo que sucede con esta familia es un reflejo del avance de la actividad minera en esta provincia amazónica. En el Geoportal de Catastro Minero de la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales no Renovables (ARCERNNR) se registran 246 licencias para actividades mineras metálicas y 33 para no metálicas en Zamora Chinchipe. Es decir, 249 concesiones en una superficie de 10 584,28 Km². Y a esto hay que sumar las actividades ilegales.
Lugares de alta biodiversidad y endemismo ("hot spot”), como el Parque Nacional Podocarpus o el Bosque Protector Cuenca Alta del Río Nangaritza , desde 2018, han perdido más de 570 hectáreas por la minería informal. Esto equivale aproximadamente a 799 canchas de fútbol
Lo más preocupante es lo que ocurre en los ríos como el Zamora, que se origina en el Podocarpus. Este recibe varios afluentes y arroyos que provienen de distritos mineros donde se realizan actividades de extracción metálica.
La falta de control sobre la explotación minera informal ha arraigado sus raíces en Zamora Chinchipe, pero sus habitantes se rehúsan a rendirse y siguen luchando desde distintos frentes.
Más minería ilegal y menos control
En la zona donde vive la familia Jaramillo Torres es conocida como “Valle hermoso”, pero no por las características de la zona. Ese es el nombre de las tres concesiones que se ubican en este punto.
Carmen Jaramillo, uno de los miembros de esta familia, rememora que las primeras actividades extractivas en esta área se iniciaron hace más de una década. Carmén relata que en aquel entonces no imaginaban todo el impacto que generarían estas concesiones, que estaban destinadas solo a extraer arena y piedras en un pequeño espacio. Sin embargo, con el tiempo esto cambió.
Valle Hermoso Uno, Valle Hermoso Dos y Valle Hermoso Tres están ubicadas en la ciudad de Zumbi y ocupan una superficie de 13 ha.Todas estas actividades se desarrollan a una distancia de aproximadamente 200 metros de las viviendas de las familias afectadas y a unos 300m del Centro Recreacional Playas de Zumbi.
Las actividades mineras en Zumbi se llevan a cabo a menos de 200 metros de distancia de los hogares. Foto: Cortesía familia Jaramillo Torres.
En apariencia son concesiones legales, ya que todas cuentan con licencias para la extracción de materiales de construcción, como áridos y pétreos. Pero en la práctica se han convertido en áreas de explotación metálica informal. Varios informes del gobierno municipal señalan que no están cumpliendo con lo que establece su licencia y están extrayendo oro.
Los documentos establecen que esta explotación minera se desarrolla a cielo abierto. En el proceso se utiliza maquinaria pesada como excavadoras, volquetes, bombas de agua y clasificadoras gravimétricas tipo z que son las que justamente se utilizan para la recuperación de este metal. Es decir, las actividades ilegales están a la vista de todos y se pueden escuchar a kilómetros de distancia.
Además, este medio acompañó, el pasado 6 de septiembre del 2023, a los técnicos del Municipio y a los Jaramillo Torres a una inspección de los proyectos mineros. Allí, se evidenció lo que dicen los informes municipales y denuncia la familia.
Para aclarar estas discrepancias entre las licencias otorgadas y lo que ocurre en realidad, este medio solicitó una entrevista con el Director Distrital de la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales no Renovables (Arcernnr), pero hasta la publicación de este reportaje no hubo respuestas.
Por otro lado, los informes del Municipio indican que el agua empleada para estas actividades se vierte directo al cauce del río, con un alto contenido de sedimentos, lo que incide en los valores naturales del agua. En los documentos se recomienda que la Agencia de Regulación y Control Minero inicie procesos administrativos sancionatorios.
Además, los informes fueron enviados también al Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) y a la Arcernnr. Sin embargo, hasta la fecha, no han respondido a dicho pedido.
Jhovanny Jaramillo, hermano de Carmen, y uno de los afectados por la actividad informal, enfatiza que no se opone a la minería, sino a los problemas que está actividad desencadena en la riberas del río, la cual se lleva a cabo sin orden ni control de las autoridades.
El hombre de 37 años explica que esto pone en riesgo no sólo a su familia, que se dedica a la producción agrícola, sino a los turistas que visitan el Centro Recreacional Playas de Zumbi, un lugar donde concurren cientos de personas todos los fines de semana.
Jhovanny limpia un pequeño cultivo de yuca, mientras afirma que la minería ha provocado el desvío del cauce natural del río, lo que ha potenciado las inundaciones.
La familia Jaramillo Torres se ha encargado de documentar las afectaciones en el río. Solo al comparar las fotos de junio de 2023 con las de septiembre de 2023, ya se puede ver cómo se ha modificado el cauce.
“Constantemente, el río arrasa parte de nuestro terreno. ¿Qué creen que le ocurrirá al centro recreacional si no controlan esta actividad? ¡Está bastante cerca!”, dice.
Concentraciones de metales más altas que en Madre de Dios
Carmen Jaramillo recuerda con nostalgia su infancia, cuando podía jugar y pescar en las riberas del río Zamora. Ahora, los peces “tienen mal sabor”, por lo que teme que estén contaminados. Tampoco puede meterse al río porque le irrita la piel.
Todo esto empezó desde que llegó la minería a esta zona, cuenta. En ocasiones, llega a cuestionar si las autoridades, en lugar de respaldar la prohibición de estas actividades perjudiciales, están brindando apoyo a quienes las llevan a cabo.
Como lo demuestra Carmen, la minería informal en el río Zamora pone en riesgo a los ecosistemas, animales y a la salud de las comunidades locales, debido a la exposición a sustancias tóxicas.
Investigaciones publicadas entre 2016 y 2019 sobre la calidad del agua de los afluentes del río Zamora muestran que existen niveles elevados de manganeso, zinc (Zn), plomo (Pb) y mercurio, asociados a la minería metálica. Estos valores son similares o más altos en algunos casos a los reportados en sedimentos del fondo del río Puyango, el cual ha sufrido el impacto por la descarga de colas de mina de las plantas de procesamiento de minerales desde la segunda mitad del siglo XX.
En algunos casos, las concentraciones de estos metales en los afluentes del Río Zamora superan en dos y hasta tres veces las registradas en ríos y arroyos de la cuenca del río Madre de Dios (0.095 mg/kg-1). Esta es una región de la Amazonía peruana conocida internacionalmente por los impactos de la minería.
Carmen Jaramillo cuenta que ya no puede pescar ni nadar en el río debido a la contaminación. Foto: Edy Marlon Mendoza Viterí
Las cifras tienen consecuencias en la salud. Varios estudios señalan que la exposición al mercurio elemental (Hg0) por inhalación o ingestión, especialmente del metilmercurio en el pescado, puede causar diversas consecuencias como daños en los riñones, afectaciones al cerebro y enfermedades autoinmunes.
Asimismo, el manganeso (Mn), en concentraciones elevadas, es responsable de efectos adversos como la disminución de la memoria, falta de concentración, dolor de cabeza, falta de equilibrio, temblores y calambres musculares. De hecho, se ha demostrado que niveles elevados de manganeso en el agua potable afectan las funciones intelectuales de los niños.
Por otro lado, investigadores de la Universidad Nacional de Loja, analizaron la presencia de mercurio en la orina y manganeso en el cabello de 177 niños entre los 7 y 12 años. El estudio se realizó en zonas de exposición moderada y alta a la minería, en la cuenca del río Nangaritza, en Zamora Chinchipe. Los resultados establecen que el 70% de los casos con niveles elevados de manganeso se encontró en las áreas con más actividad minera.
Lo mismo ocurrió con el mercurio. Se encontró que los niños que viven en zonas de alta exposición al procesamiento aurífero, que se lleva a cabo en casas o cerca de escuelas, tenían valores más altos de este metal en la orina. Los resultados sugieren que la quema del mercurio es la principal fuente de exposición para los menores que viven en esas áreas.
La minería informal en el río Zamora, debido a la liberación de sustancias tóxicas, pone en riesgo a los ecosistemas y a la salud de las comunidades locales. Foto: Cortesía familia Jaramillo Torres
Ricardo Burgos, docente investigador de recursos hídricos de la Universidad Estatal Amazónica (UEA), señala que los ríos de la Amazonía ya contienen concentraciones elevadas de metales pesados debido a la influencia de la roca andina y, si a estos se suman otros, su efecto es más potente en toda la cadena trófica.
Según Burgos, los microorganismos incorporan estos metales, generalmente, en sus músculos, grasas y a veces en huesos. Después, mediante el consumo, llegan al organismo de las personas que viven en las riberas del río.
Sin embargo, enfatiza Burgos, no se trata de evitar por completo el consumo de pescado, sino de abordar la fuente de contaminación y buscar formas de reducirla. La mitigación de estos problemas es esencial para garantizar la seguridad de los alimentos y la salud de las comunidades ribereñas en la región amazónica.
Reforestación como barrera ante la minería Ilegal en el río Zamora
Desesperados por esta situación, y el escaso apoyo de las instituciones o incluso de la misma sociedad, los seis miembros de la familia Jaramillo Torres empezaron a proteger su territorio desde el 2021.
Lo primero que hicieron fue construir gaviones (sacos llenos de arena). Si tuviesen dinero, dicen, construirían muros de concreto a lo largo de la ribera. Debido a los altos costos de ese material, optaron por hacerlos de esta otra forma.
Después, empezaron a reforestar la ribera del río con plantas nativas como chontas, samiques, pachacos y guayusa.
La familia Jaramillo Torres ha sembrado árboles de samiques en las riberas del río Zamora a su paso por la ciudad de Zumbi. Foto: Edy Marlon Mendoza-Viteri.
Esta familia ha reforestado la franja de la ribera del río que bordea su propiedad, que representa alrededor de 600 metros. Carmen Jaramillo relata que, regularmente, recolectan plántulas y semillas de árboles autóctonos, las cuales germinan en un pequeño vivero familiar.
Aunque es una forma de aliviar el problema, no están a salvo cuando el río aumenta su caudal. A medida que el nivel del agua sube, el Zamora arrastra las plántulas y semillas e inclusive árboles, lo que genera dificultades constantes en la protección de su ribera.
Los Jaramillo Torres siguen luchando en contra de las actividades informales que se desarrollan en los alrededores de sus hogares. Foto: Edy Marlon Mendoza-Viteri.
A pesar de los obstáculos, siguen buscando más formas de detener los impactos de la actividad minera. Además de la reforestación, luchan por encontrar soluciones sostenibles que protejan el medioambiente y brinden oportunidades económicas viables para las comunidades locales.
Esto incluye la regulación de las actividades extractivas, la promoción de prácticas responsables, y el fomento de la educación para crear conciencia sobre los impactos negativos de la extracción de oro. El sueño de Carmén y de los otros miembros de la familia es que este se convierta realmente en un ‘valle hermoso’, libre de minería informal y contaminación.