Por Cristina Márquez
Estudiantes, egresados y profesionales recién graduados de las carreras afines a la labor social y a la educación para la salud recorren 728 parroquias en 23 provincias del país, con el fin de encontrar a las madres gestantes y a las familias con niños de hasta dos años.
El objetivo primordial de los brigadistas es levantar información sobre la situación de las madres y sus hijos e identificar los servicios públicos que aún no han recibido y que son necesarios para garantizar el bienestar de los niños, en sus primeros 1.000 días de vida.
La estrategia es parte del plan de la Secretaría Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil (Secsdi), para combatir la desnutrición crónica en los pequeños. Esta afección en la salud está relacionada con el mal rendimiento escolar, la talla baja, la ausencia de un proyecto de vida, entre otras consecuencias.
Hasta el momento los brigadistas lograron registrar a 190 000 madres. Muchas de ellas recibieron información sobre la desnutrición crónica infantil por primera vez; además, fueron derivadas a otros servicios gubernamentales que ofrecen el Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).
Brigadistas identificaron falta de registro de nacimientos y otros problemas
Los nacimientos de al menos el 10% de los niños visitados por los brigadistas no estaban registrados. Para Erwin Ronquillo, titular de la Secsdi, este es un problema gravísimo debido a que impide que los infantes accedan a los servicios públicos.
Este problema es común en las parroquias de difícil acceso como Cañi, un poblado ubicado a tres horas de Colta, en Chimborazo. Allí hay un centro médico, pero en las comunidades las madres prefieren la asistencia de parteras durante el alumbramiento.
Los brigadistas cuentan que en estos sitios distantes de las cabeceras cantonales hay familias que desconocen la importancia de registrar los nacimientos de sus hijos. Los casos identificados por los brigadistas fueron derivados al Registro Civil.
Otro problema frecuente que identificaron los jóvenes fue la falta de atención médica. «Hubo un gran porcentaje de niños que fueron a un solo control después de su nacimiento«, dice Ronquillo.
Él explica que el seguimiento médico es indispensable para combatir la desnutrición crónica infantil. En algunos casos no pudieron asistir por la dificultad para obtener un turno.
«Se presentaron casos en que los niños recibieron turnos para controles después de tres o cuatro meses de su nacimiento. Estamos trabajando para solucionar estas falencias», admite el Secretario.
Las familias que no acudieron a ningún control médico fueron derivadas a los centros de salud del MSP. Ellos deben presentar el certificado de haber sido visitados por los brigadistas para recibir atención preferente, esto significa que no tendrán la necesidad de sacar un turno.
En la pandemia se produjo un rezago en el levantamiento de datos
La mayoría de brigadistas que forman parte del proyecto viven su primera experiencia laboral. Ellos se graduaron como visitadores sociales y educadores para la salud de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (Espoch) y de la Universidad Técnica del Norte (UTN).
Antes de salir al campo ellos recibieron capacitaciones sobre el manejo de la plataforma donde se carga la información, además de una tablet con la que pueden realizar todo el trabajo técnico.
Alexander Salas, de 22 años, es uno de los brigadistas del proyecto. Él cuenta que al recorrer las parroquias del país se volvió más empático con las madres. «Me impactó que estas mujeres viven ellas y sus hijos con tan poco dinero», cuenta.
Christofer Muela, otro brigadista, dice que muchas de las madres que contactó deben salir de sus casas para trabajar y separarse de sus hijos. «Creo que este programa ayudará mucho a mejorar la vida de estas familias y que combatir la desnutrición crónica es posible».
La información que los jóvenes levantan sobre la situación socioeconómica de las familias ayudará a superar un rezago que surgió en la pandemia, cuando casi todos los servicios estuvieron paralizados.
Tras las jornadas móviles los esfuerzos se concentrarán en las comunidades
El proyecto de las brigadas móviles concluirá en noviembre. Al terminar todos los esfuerzos se concentrarán en las campañas de motivación para que los habitantes de las comunidades con mayores índices de desnutrición crónica infantil accedan a los servicios estatales.
Los brigadistas trabajaron durante cuatro meses y están cerca de cumplir sus metas. Erwin Ronquillo explica que «el rol de los captadores fue emergencial» y que al terminar las jornadas móviles el levantamiento de información se hará a través de las vías regulares.
El proyecto para combatir la desnutrición crónica, sin embargo, continúa hasta el 2025. La estrategia que se ejecutará después de las brigadas que levantan información consiste en concienciar en las comunidades sobre la importancia de combatir la desnutrición infantil.
Esto se hará también a través de brigadistas que socializarán los beneficios que ofrece el Estado para las personas que acudan a los controles médicos con sus hijos, como el bono Niñez sin Desnutrición.