Por Isabel Alarcón
En un momento en que se alcanzan niveles récord de temperatura, que los eventos extremos obligan a millones de personas a migrar cada año y que más del 20% de las especies está en peligro de extinción, la acción climática se convierte en una urgencia. En medio de este panorama surgen nuevas voces que lideran la lucha contra el cambio climático.
Conscientes de que la inacción de los líderes actuales ocasionará impactos cada vez más fuertes, los jóvenes están asumiendo un rol más activo. Aunque históricamente han sido uno de los grupos más vulnerables al cambio climático y, al mismo tiempo, uno de los menos escuchados, su presencia toma más relevancia en los eventos mundiales sobre medio ambiente.
Con el afán de fomentar su participación, surgen dos iniciativas en América Latina enfocadas en formar nuevos líderes climáticos. Desde 2018 se han capacitado más de 200 alumnos de diferentes partes de la región. Los resultados ya son evidentes: estos jóvenes participan en espacios de toma de decisiones, generan impactos positivos en sus comunidades y son reconocidos a escala internacional por sus acciones.
102 nuevos líderes jóvenes
La mejor forma de aprender sobre el cambio climático es mediante la acción. Esta premisa guía a la iniciativa Construyendo liderazgo para las ciudades de América Latina y el Caribe, en un clima cambiante, promovida por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
En las primeras dos ediciones del programa, apoyadas por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá (IDRC), se formaron 102 líderes jóvenes de 11 países de la región.
Andrea Carrión, coordinadora de la iniciativa y responsable de la Unidad de Consultorías y Proyectos de FLACSO Ecuador, explica que la idea surgió a partir de los diálogos preparatorios de la Conferencia de la ONU sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III), que tuvo lugar en Quito (2016).
Considerando que más del 50% de la población mundial vive en ciudades, y que para 2050 se estima que será el 70%, se identificó la necesidad de que los gobiernos locales tengan una participación más activa en la agenda climática.
Una de las formas de alcanzar este objetivo es contar con liderazgos jóvenes, capaces de incidir en la política pública local, y que motiven al cumplimiento de los compromisos globales. Así, surgió este programa en 2018, con la creación de la especialización en Liderazgo, Cambio Climático y Ciudades (LCCCS), orientada a la formación de capacidades.
Alrededor de LCCCS se creó una plataforma para la gestión del conocimiento, planes de acción para las ciudades, y proyectos de vinculación con la sociedad.
“Lo más importante era el desarrollo de un compromiso por la acción climática. No solo desde el activismo movilizador, que es necesario, sino desde propuestas que se puedan hacer viables”, dice Carrión.
El proyecto inicialmente contó con financiamiento para dos cohortes de dos paralelos cada una. Se seleccionaron personas de menos de 35 años, con capacidad de liderazgo y movilización de herramientas y recursos, y provenientes de ciudades pequeñas e intermedias.
La oferta congregó a representantes de la sociedad civil y de los sectores académico, público y privado. Uno de los aspectos más importantes es que el 67% de seleccionados fueron mujeres lideresas. Esta especialización fue una de las primeras 100% virtuales en FLACSO y sentó las bases para reaccionar a la pandemia.
Propuestas climáticas innovadoras
“No se trata de un programa más de capacitación, sino realmente de acompañamiento en la acción a partir de aprendizajes prácticos”, enfatiza Carrión. A través de una convocatoria, los estudiantes de la especialización postularon con sus iniciativas para recibir un capital semilla.
Xiomara Acevedo es una de las 47 integrantes de la primera cohorte de la especialización (2018-2019). Ella desarrolló un Modelo de gestión integral climática del Municipio de San Juan de Pasto, en su natal Colombia.
Acevedo, de 32 años, explica que la meta de este proyecto fue fomentar mecanismos de transparencia climática, que evidencien los avances en mitigación y adaptación. Pasto es el principal entorno urbano del Departamento de Nariño y se ha comprometido a establecer una ruta de acción para potenciar el desarrollo sustentable y proteger a la población de los eventos climáticos extremos.
La experiencia de esta joven fue una de las más exitosas del programa y pronto se publicarán los resultados. También se apoyaron casos de Santo Domingo de los Tsáchilas, en Ecuador; Iquitos, en Perú; Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, y Asunción, en Paraguay.
“Esta especialización no solo fue un programa académico, sino también fortaleció mi liderazgo para el combate a la crisis climática”, dice Acevedo, quien lleva 11 años involucrada en estos temas.
Ella es la fundadora del grupo Barranquilla +20, que este 2023 ganó el Intercultural Innovation Award de la Alianza de Civilizaciones de la Organización Naciones Unidas. Ella participó con su proyecto de Mujeres por la Justicia Climática.
Además, ayudó a forjar el movimiento climático de jóvenes de Paraguay. Creó el capítulo Colombia del Global Youth Biodiversity Network, una red juvenil para prevenir la pérdida de biodiversidad, y ha construido redes regionales y globales de jóvenes interesados en estas temáticas.
Un laboratorio de soluciones
Impulsouth es otro de los proyectos que ha promovido el liderazgo juvenil en América Latina y África con el apoyo del IDRC. “Hemos visto que es una necesidad fuerte no solo en la región, sino en el sur global”, dice Andrés Mogro. Él es Gerente regional del programa Resiliencia y Transición Climática de Fundación Avina.
Impulsouth es uno de los proyectos climáticos que maneja esta organización y se lleva a cabo en Nigeria, Madagascar, Uganda, Zambia, República Dominicana y Guatemala. Tras estudiar las necesidades en cada país se armaron dos especializaciones de cuarto nivel.
En el primer año, para los países de América Latina, se llevó a cabo con FLACSO Ecuador, mientras que en África se trabajó con la Universidad de las Naciones Unidas. En este segundo año del programa, que termina en 2024, se está trabajando en ambos casos con la Universidad de la ONU.
Mogro explica que el proyecto se sustenta en cuatro componentes: investigación, especialización, ‘Solutions Lab’ y vinculación con actores. “Esto tiene que ver en cómo los aprendizajes que estamos generando pueden posicionarse en espacios de conversación de política internacional”, resalta.
La primera edición de la especialización en línea convocó a 70 personas, y en la actual se están capacitando otras 44. Después de pasar por los cursos virtuales, los alumnos deben armar un proyecto.
En ese momento se inicia el componente de ‘Climate Solutions Lab’ o laboratorio de soluciones. Nathalia Rezende Mamede, consultora de Fundación Avina para Impulsouth, cuenta que el proceso consiste en elegir 12 proyectos piloto de cada promoción, para que reciban una donación semilla de USD 5.000. Los elegidos también reciben el acompañamiento de la universidad, para implementar sus ideas.
Además, hay otros incentivos. El año pasado, seleccionaron a cuatro personas del Climate Solutions Lab para que asistan a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 27), en Egipto. Allí participaron en temas de gobernanza local del clima, hablaron de sus proyectos y se reunieron con potenciales inversionistas.
Avances en gobernanza climática
Corayma de Dios Estrella Herrera, de 26 años, fue una de las participantes de la primera edición de los Climate Solutions Lab. Ahora es uno de los nombres más reconocidos en el liderazgo climático en su natal República Dominicana.
“Tenía curiosidad de saber qué era el cambio climático, las Contribuciones Nacionales Determinadas o todos esos términos tan formales, que se usan dentro de estos escenarios”, dice en referencia a las motivaciones para ingresar a este programa.
Su proyecto se enfocó en demostrar la importancia de los gobiernos locales en la toma de decisiones respecto a temas de cambio climático. Por eso, se concentró en la implementación de un sistema de indicadores que evidencien las necesidades prioritarias de cada localidad.
Ahora, esta abogada es asesora legislativa en políticas ambientales y desarrollo en la Cámara de Diputados, y ha liderado la formulación de leyes y resoluciones sobre medioambiente y clima. “En los temas climáticos siempre estamos en constante aprendizaje”, dice la joven.
Al igual que Herrera, otros 11 alumnos desarrollaron sus proyectos en la primera cohorte. Actualmente se está llevando a cabo la segunda y última edición de Impulsouth, con el apoyo del IDRC.
Más allá de la culminación de los programas, hay capacidades que perduran en el tiempo. En el caso del programa Construyendo liderazgo para las ciudades de América Latina y el Caribe en un clima cambiante, una vez que terminaron las dos ediciones que contaban con el financiamiento del IDRC, se integró el programa dentro de la malla curricular de FLACSO. La especialización ha servido de plataforma para la interacción de proyectos internacionales y nacionales. Se está analizando la idea de transformarla en maestría.
En el caso de Impulsouth, Mogro cuenta que, para dar continuidad a los aprendizajes, están armando una especie de comunidad de práctica entre universidades. El objetivo es que los materiales relacionados a liderazgo climático juvenil estén en un mismo repositorio y sean accesibles para todos.
Para Herrera, es urgente continuar con iniciativas que involucren a más personas en la lucha climática. “No son los jóvenes del mañana los que deben trabajar por estos temas. Es esencial que actuemos ahora, si queremos que haya un camino para esta generación y las que vienen”, dice.
Este artículo fue elaborado con el apoyo de Voces Climáticas, una iniciativa del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) de Canadá, LatinClima, el Centro Científico Tropical (CCT), Claves 21, la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN) y Fundación Futuro Latinoamericano (FFLA).