Por Isabel Alarcón
La visita a los arrecifes de coral de la isla Salango convoca a cientos de turistas todos los días del año. De junio a octubre, es parte del recorrido de observación de ballenas en Puerto López, Manabí.
En la época en la que los cetáceos se ausentan de aguas ecuatorianas se promueven los tours de snorkel, kayak o caminata en la playa de Salango.
Lo que los turistas no imaginan mientras nadan sobre las parcelas de coral es que estas estructuras tardaron décadas o hasta siglos en formarse, pero las malas prácticas de turismo y de pesca los pueden destruir en segundos.
Los arrecifes son uno de los ecosistemas más amenazados del mundo y se estima que en los próximos 30 años podrían desaparecer. Estas selvas acuáticas ocupan solo el 0,2% de la superficie oceánica, pero albergan al 25% de todas las especies marinas. El caso del Gran Arrecife de Coral de Australia es uno de los más conocidos y alarmantes, pero Ecuador no escapa de esta problemática.
La falta de regulaciones para visitar este punto es una de las mayores preocupaciones. Desde Puerto López y la playa de Salango salen alrededor de 20 embarcaciones diariamente hacia esta zona. Cada una lleva un máximo de 30 pasajeros y realiza dos viajes por día. Para estas embarcaciones no se ha establecido un límite de carga o precio fijo. En las calles, en el puerto o incluso en los taxis este tour se promociona desde USD 15 hasta USD 25.
Todos estos botes se detienen frente a la playa de no más de 100 m2, para que los visitantes naden y practiquen snorkel sobre la parcela. “La presión hacia el recurso es bastante fuerte en un espacio tan pequeño”, asegura el equipo administrativo y técnico del Parque Nacional Machalilla. A estas embarcaciones autorizadas se suman las ilegales o de pesca, que también acuden a este lugar con turistas.
Aunque no boten basura o líquidos al mar, los ruidos causados por los motores y las vibraciones de la música afectan a estos corales. Felipe Vallejo, director de la Fundación Equilibrio Azul, explica que los botes también liberan aceite en el agua y a esto se suman los químicos del protector solar de decenas de personas que están nadando al mismo tiempo en este espacio. Algunos, incluso, se paran sobre estos animales, lo que contribuye a su degradación.
Para Vallejo, la idea no es desincentivar las visitas a este punto, sino fomentar un turismo de naturaleza, que se realice de forma ordenada y no masiva. Esto es factible, explica, ya que en otros países se está potenciando el snorkel y buceo en reservas marinas y sitios como Salango.
Esto demuestra la importancia de cuidar los arrecifes para que permitan generar ingresos a largo plazo. Además, son el hogar de especies comerciales y moluscos que son fuente de ingresos para las comunidades costeras.
Nuevas regulaciones para visitar Salango
Uno de los principales problemas que afectaba a la parcela de Salango era el anclaje de las embarcaciones. Estas lanzaban sus anclas al coral con la excusa de asegurarse. Según el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate), esta práctica ya está prohibida.
Para evitar daños al coral, el Maate, Ministerio de Turismo (Mintur) y Conservación Marina Ecuador (Conmar) colocaron tres boyas de amarre a inicios de este 2022. En cada una se pueden sujetar cuatro embarcaciones de turismo.
El equipo técnico del Parque Nacional Machalilla explica que la mayoría de las embarcaciones turísticas están utilizando las boyas y ya no hay una afectación al coral por esta acción. También es una forma de controlar que no se aglomeren todos los botes al mismo tiempo en el lugar. Si no tienen espacio en la boya, deben retirarse.
Orly Muñoz coincide en que las boyas han ayudado, pero, a diferencia del Parque, cree que se deberían colocar más. Este guía turístico, con más de 20 años de experiencia en el avistamiento de ballenas y recorridos a Salango, dice que el mayor problema actual es que en la noche llegan barcos a pescar y dañan las boyas.
Orly, quien dejó la pesca para dedicarse al turismo, está a la espera de las nuevas reglamentaciones para esta actividad. Una de las versiones que escuchó es que se busca estandarizar el precio de estos recorridos, al igual que el número de pasajeros.
“Se observaría mejor, bajaría el acoso a las ballenas y el precio mejoraría, pero va a ser un caos”, dice este Licenciado en Hotelería. En esta época, las embarcaciones llenan todos sus cupos para los dos recorridos y, si esto se limita, muchos se quedarían fuera.
El Parque Nacional Machalilla está preparando un estudio de carga permisible en la parte costera, sobre todo desde el islote sur de Machalilla hasta Salango. La idea es repetir lo que se hizo para la isla de La Plata. Para estos recorridos hay un precio estandarizado, horarios de salida y todas las embarcaciones tienen patentes.
Desde este año se implementó una forma para tratar de regular con permisos provisionales a los botes que van hacia la parcela de Salango. Esta modalidad ayuda a verificar que las embarcaciones ofrezcan seguridad al turista y las diferencia de las que no están legalmente constituidas.
No se puede limitar la entrega de estas autorizaciones mientras no exista un documento que establezca la capacidad de carga del sitio. El temor es que pronto haya una sobrecarga, si no se realiza este proceso.
Una iniciativa para restaurar el arrecife de coral
La restauración de las parcelas de coral es similar a la de un bosque, pero se necesitan metodologías más técnicas y minuciosas. Desde noviembre del 2021, Conservación Marina Ecuador (Conmar) empezó a trabajar junto con las comunidades locales y los pescadores artesanales de Salango en el cultivo de fragmentos de coral, que después se colocarán en el lugar que se quiere restaurar. La idea es empoderar a la población para que conserve este ecosistema.
Santiago Menoscal, oceanógrafo y vicepresidente de la Fundación Conmar, cuenta que la idea surgió al ver el avance de la degradación de esta parcela. El proyecto se inició con capacitaciones de educación ambiental a la comunidad para que comprenda la necesidad de restaurar esta zona. A través de un incentivo monetario se busca motivar a la población a mantener y monitorear el arrecife.
El objetivo de esta iniciativa es restaurar una hectárea de coral en Salango. Para ello, la fundación cuenta con un vivero cerca de la zona de intervención. Menoscal recalca que este es un proceso a largo plazo, ya que las especies crecen alrededor de un centímetro al mes.
Si las amenazas no disminuyen o desaparecen, esta iniciativa no tendrá resultado. “Aún falta empoderar al sector turístico para evitar que producto de un anclaje nuestro trabajo se destruya en cuestión de segundos”, dice Menoscal.
La contaminación de las industrias cercanas, la basura marina y fenómenos como El Niño y la Niña se suman a las amenazas para estos frágiles organismos que requieren de cuidado, manejo y conservación.