Por Isabel Alarcón
Osos andinos, pumas, jaguares y una variedad de especies de aves habitan en el Parque Nacional Podocarpus. A la diversidad de fauna se suman las variedades de los emblemáticos árboles que llevan el nombre de la reserva y sus páramos, que son una de las principales fuentes de agua para los habitantes de la región sur del Ecuador.
Esta biodiversidad, los ecosistemas y los beneficios que provee esta área protegida se encuentran en peligro por las 4 500 personas que se han sumado a este paisaje. Los nuevos habitantes del parque nacional se han instalado de forma ilegal en los tres frentes mineros que extraen los recursos del corazón del Podocarpus.
Un nuevo reporte del proyecto Monitoring of the Andean Amazon (MAAP), de la Alianza para la Conservación Amazónica y Fundación EcoCiencia en Ecuador, revela que el área afectada por estos tres frentes es de alrededor de 25 hectáreas. Esto equivale a 35 canchas de fútbol profesional. Además, se identificaron 222 campamentos mineros distribuidos en la zona.
Crece la actividad minera
Jorge Villa, especialista en Sistema de Información Geográfica y Sensores Remotos de la Fundación EcoCiencia, explica que a través de imágenes satelitales de alta y muy alta resolución analizaron el crecimiento de esta actividad ilícita entre los años 2019 y 2022. En el frente minero “Dos Camas”, por ejemplo, se pasó de 0,1 hectáreas afectadas por la tala y el depósito de sedimentos en 2019 a 4,7 hectáreas en octubre de 2022.
En el caso de “San Luis” el avance de la minería ha sido evidente. Durante el primer año de monitoreo se registró el impacto en 3,7 ha, mientras que en el último alcanzó las 11 ha. En el frente “La Aida” pasó de 4,3 ha a 9 ha.
Villa cuenta que se eligieron estos tres casos de estudio porque están en un sector específico donde la actividad se está desarrollando con mayor fuerza. Mediante las imágenes satelitales, se identificaron 22 sitios con presencia minera.
El aumento de actividades mineras coincide con la pandemia
El reporte de la Fundación EcoCiencia muestra que existe un aumento evidente de la superficie minera en el Podocarpus desde el año 2012. Sin embargo, en los últimos 25 años, el salto más grande se produjo del 2019 al 2020. Las hectáreas afectadas se duplicaron de un año a otro y el número sigue en aumento.
Villa señala que la pandemia es considerada una de las principales variables que influyó en este fenómeno. La crisis económica y las necesidades de los habitantes de esta región pudieron influir en el aumento drástico de esta actividad.
Actualmente, se han detectado sistemas de explotación a cielo abierto y subterráneo. Para este último se utilizan explosivos y se perforan túneles, lo cual tiene un alto impacto ambiental.
La minería afecta a especies únicas en el mundo
El Parque Nacional Podocarpus se encuentra en las provincias de Loja y Zamora Chinchipe. Esta es una zona donde se juntan diferentes ecosistemas y paisajes que dan paso a una variedad única de flora y fauna. Por eso, es una de las 73 integrantes del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
Rodrigo Cisneros Vidal, docente investigador de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), explica que la diversidad biológica responde a la heterogeneidad geográfica, topográfica y climática de esta zona. Esto se traduce en varias especies en espacios muy pequeños.
“Es hermoso en términos de diversidad biológica, pero la gestión de su territorio es un reto”, dice el investigador. Un ejemplo de su riqueza es lo que ocurre con la dieta del oso andino. En menos de una hectárea de superficie de los páramos del Podocarpus se puede encontrar más del 15% del total de la riqueza de plantas reportadas en la dieta de este úrsido en todo su rango de distribución.
Incluso, hay parches en el páramo que miden menos de 30 metros y son el único lugar en el mundo donde se puede encontrar a ciertas especies.
Impactos en los ecosistemas y sus servicios
Jorge Villa cuenta que, a través de las imágenes de alta resolución, se ha identificado que la tala y remoción de sedimentos están cambiando la cobertura vegetal de los ecosistemas frágiles y causando su fragmentación.
Esto no solo afecta a la biodiversidad, sino a los servicios que prestan estos ecosistemas, como la provisión de agua para los habitantes de Ecuador. Además del daño a los páramos, lo cual repercute en la cantidad disponible de líquido vital, la contaminación relacionada con la minería influye en su calidad.
Cisneros Vidal recuerda que a estos impactos se suman otros como la cacería y la contaminación plástica y orgánica de las 4 500 personas que están de forma ilegal en el corazón de la reserva.
Para este investigador, esta es una situación alarmante. En el 2006 fue la última vez que ingresó al sector de San Luis y recuerda que ya existían mineros ilegales, pero no en la magnitud actual.
Al ver que aumentaba el número de personas que subían hasta la zona de Romerillos Alto, con destino al sector minero, Cisneros Vidal alertó en 2017, en un congreso internacional de conservación, sobre el crecimiento de esta actividad ilegal en el área protegida.
El Parque Nacional Podocarpus, además de ser parte del SNAP, es uno de los núcleos de la Reserva de Biósfera Podocarpus- El Cóndor declarada por la Unesco y es parte del primer Corredor de Conectividad del país, conocido como Sangay-Podocarpus. Todas estas figuras de conservación, hasta el momento, no han logrado protegerlo del avance de la minería.
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