Más de 4.551 hectáreas en las parroquias de San Simón y Simiatug fueron declaradas como área de protección hídrica.

Más de 4.551 hectáreas en las parroquias de San Simón y Simiatug fueron declaradas como área de protección hídrica.

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Guaranda tiene un corredor que protege el agua y la biodiversidad

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Por Cristina Márquez

Los pajonales y arbustos andinos empezaron a retoñar en los páramos de Simiatug y Quinllunga, dos poblados de Guaranda, en Bolívar. En esa provincia se creó un corredor biológico para la preservación del ecosistema y del agua.

Más de 4.551 hectáreas en las parroquias de San Simón y Simiatug fueron declaradas como área de protección hídrica. Es la primera área protegida de ese tipo en esa provincia y la décimo cuarta en el país.

El Municipio de Guaranda determinó que al menos 90 hectáreas de páramos de estos dos poblados están en un grado avanzado de erosión, mientras que otras 3 800 hectáreas están en peligro de erosionarse

«Gran parte del agua que consumen todas las comunidades de Guaranda y también los habitantes de la cabecera cantonal nace en esos páramos. Proteger el agua era una urgencia», afirma Medardo Chimbolema, alcalde de Guaranda.

En ese cantón solo el 12% del agua que se consume en los hogares está potabilizada. Lo demás es entubada y la proveen 200 juntas de agua.

El Cabildo se alió con las juntas parroquiales y firmó un acuerdo con el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate), para declarar los páramos de las dos parroquias como área protegida.

El cuidado del agua es la prioridad de los comuneros de Simiatug

Páramos de Simiatug
Las 11 comunidades de Simiatug son parte de un proyecto para fortalecer a las comunidades indígenas que impulsa el Municipio de Guaranda. Foto: cortesía del Municipio de Guaranda

Cuando el caudal de los riachuelos empezó a reducirse los comuneros de 11 poblados indígenas de Simiatug se asustaron. Nunca, ni en las temporadas de sequía, el agua había sido tan escasa.

Las comunidades Boliche, Cutahua, Llullimunllo, Pímbalo, Laihua Kuriñan, Laihua, Chiquizungo, Cruz de Ventanas, Gerrana, Tingo, Cocha Colorada y Rayopamba, donde viven 9 731 personas, dependen principalmente de la agricultura y la ganadería. Sin agua para los cultivos y para los animales, la sobrevivencia en esa zona es difícil.

«Tenemos miedo de que un día el agua desaparezca y nunca antes, ni nuestros padres ni nuestros abuelos, se habían preocupado por eso. Ahora sabemos que hay que cuidar las fuentes de agua para que nunca nos falte la comidita», dice Aurelio Licocha, dirigente de una de las 93 juntas de agua que se abastecen en esa zona.

En esa parroquia es donde estaba la mayor cantidad de suelos erosionados, pero los técnicos dicen que no todo está perdido. La reforestación con especies nativas y el respeto de la frontera agrícola son claves para la recuperación de ese ecosistema.

Las 11 comunidades de Simiatug son parte de un proyecto para fortalecer a las comunidades indígenas que impulsa el Municipio de Guaranda. Ellos se comprometieron a respetar y cuidar de esa nueva área protegida, que es parte del corredor biológico; mientras que el Cabildo les provee de apoyo técnico para mejorar su producción agrícola y pecuaria.

683 personas cuidan el páramo de Quinllunga

Páramos en Quinllunga
Los comuneros de Quinllunga reforestaron con 7 000 plantas nativas sus páramos. Foto: cortesía Municipio de Guaranda

Las familias que viven en Quinllunga, una comunidad de la parroquia rural San Simón, conocían lo que implicaba tener un área protegida debido a la cosmovisión andina. Sus abuelos les enseñaron que los sitios donde nace el agua son espacios sagrados donde nace la vida y no deben tocarse.

Allí hay humedales que están intactos. El agua gotea constantemente y luego forma los riachuelos San Simón y San Lorenzo, que son captados para el consumo de al menos una decena de comunidades y dos sistemas de regadío.

En esa zona los páramos aún están preservados en la parte, pero en la media a 3.000 metros de altura hay deforestación. Las comunidades se sumaron a la Minga por el Agua, una iniciativa del Municipio de Guaranda, que se cumplió antes de declaratoria de la zona protegida.

Los comuneros reforestaron con 7.000 plantas nativas sus páramos. Sembraron Pumamaqui, Polilepis, Alisos e Higuerón, árboles endémicos de ese ecosistema que generan microclimas que ayudan a recuperar el suelo. También impulsan la producción de agua y conservan las especies endémicas.

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